Ser feliz

Ayer, cena a base de tapitas en un español con un Penedés en la mesa y un italiano en la silla. Mojito por mi parte, Gin Tonic por la otra, en una terraza de un bar tocando el cielo de Bangkok. En un sofá comodísimo de la recepción del bar me preguntó que necesito para ser feliz. Lo pensé. Contesté. Pero hoy tengo más respuestas ...

Poco, necesito pocas cosas para ser feliz. Necesito disfrutar los pequeños (para mi, grandes) placeres de la vida ... un buen libro, una buena peli, una buena comida sin fin, un billete de bus comprado a última hora para irme a San Fermín, un zumo de frutas en una playa con Jack Johnson de fondo, un concierto del Boss, un ataque de risa incontrolable en el ascensor, una carta en el buzón (las facturas no cuentan), un sms inesperado para hacer algo, un buen disparo con mi cámara, un bocadillo de Nutela, sentir el sol en mi piel, la paella de mi madre, unas almendras con manchego después del partidillo de squash, un paseo en bici por Barcelona, un paseo en barquita por Bangkok, una noche de esas que desearías que durara 72 horas, una madrugada con la sensación de día por delante, una puesta de sol des de mi balcón en la 45, estar con alguien que me haga reir, un baño en la piscina de noche, despertar con un buen café, unas charlas por el messenger, una siesta en el sofá, saber lo que quiero, saber lo que no quiero ...